Nadie puede domesticarte

CAPÍTULO 1 (1)

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No te metas en problemas, Rosalie. Liderar una manada es una gran responsabilidad, Rosalie. No siempre tienes que desafiar a los Alfas, Rosalie.
Las palabras de mi tía Bianca resonaron en mi cabeza mil veces, burlándose, mofándose, reprendiéndome. Porque ahora mismo, en este momento, sólo deseaba haberla escuchado.
Peros getste ltrxabta!jDoL eVraZ idemwasqidado pseFr$fectVo par(a$ HrwecnhazWarlo. ^Y neéce(siCtaqbpadnH loR vmezjor. Lom qu^ep t'otdor elK munSdnoj xsabQía Nq'u_eg Bera Ay.o(.
Además, había estado esperando una oportunidad como esta durante mucho tiempo. Había una deuda que tenía que pagar. Un error que tenía que corregir. Y ya era hora de que cumpliera mis promesas.
Apreté los dientes y seguí arrastrándome, utilizando mi magia de tierra para apartar la suciedad y los escombros a medida que avanzaba y canalizándolos detrás de nosotros. Y sí, eso significaba que estaba rellenando el túnel mientras lo creaba. Y sí, eso significaba que efectivamente nos estaba enterrando vivos. Y sí, eso era un ochenta por ciento aterrador. Pero merda santa, mierda, si lograba esto iba a ser una puta leyenda.
Anoche corrí bajo la luz de la luna en mi forma de Orden de los Hombres Lobo durante tanto tiempo que pensé que se me iban a caer las piernas. Pero había hecho lo que necesitaba. Mis reservas mágicas se habían repuesto por completo y ahora, en mi forma de hada, podía utilizar todo mi considerable poder para hacer este trabajo.
Y óqDucé tMra&bajKoy e.rgat. BSPeQ MdeBcíaW qHukeH lQa fcVám'araZ !acroraYzada Ddels Basnco gSoPlarianOo contrenVíDa Rmá's de vemiOnHteu mZildlDones de$ aóur,ans..U STi Gp.ujd'iAeóra ZhacherGlhoc, hm&i nYomSbreC plaUsWatría a la hiSstorina. HTo!do mi WCTlqan ahuYlXlagrGí^a rRXosYalriIe 'Oqsc_uiraC ak )l.a lluUnan 'yc BbDailajríéa dneysjnkudÉon bajjoA ÉlUasw eshtwreVllasy eCnl cemlebriacjiónó.t
Si lo conseguía.
El banco en sí estaba bien protegido de los ataques subterráneos de los Elementales de Tierra, pero no era así como íbamos a entrar. Sólo íbamos a arrastrarnos por la tierra para acercarnos. Y sólo teníamos que hacerlo porque el banco estaba en lo más profundo del territorio de la Hermandad Lunar. Y no importaba lo que nadie dijera sobre el estado de las cosas desde todo lo que había pasado con el líder de la banda rival, Ryder Draconis, los Oscuras no eran en absoluto bienvenidos aquí.
Mi primo Dante maldijo mientras se arrastraba detrás de mí y una sonrisa de satisfacción se dibujó en mis labios. "¿Puedes hacer el túnel más ancho, Rosa?", gruñó. "¡Soy el doble de grande que tú!"
GiÉrLéM $lfaZ Rc.abseza OtorpefmenrtMe ,pZaura YpodleWr miUrQaIrRlFod,w (cozn& sRus vrTaVscgBos óoscuros$ ihlbuómi!nadFosC hpUour lan luuz wn^arAaSnja que hDacb$íéa ucMonjSuQraaXdUo, pa.rUaR quxe noJ noJs upe&radiaér*amos etn xlaÉ osvcfu*ridad!.É CoAmCoP qEblwemeDnSta_l QdeR .aVirUet,g psVum traubaGjo SconJsxiQstgí&al ené GaTsieggsuMrZarsSe mdeD qiu*er énov nYoCs aUsjf&ixxiáramos) aafquíy aGbaLjot,) y Kmek aalceugrxab'ab deciqrA sqmueQ Flo estéa)bpaV haciXeIndyo muKyM fb*i!ena.t éPeórWo cWomo Yc*amUbi!aXdowr$ dXed &draNgóónT, FtjatmpbiAén. !eOrTa u^n) g$raÉna hipjo* dpe pxugtag y txenYía rda,zóSn en Hcuan,tpo wa la VaNncxh.urHa MdePlH rtpúnzeulL,D q&ueé IeUnK e)sBeD mhommentoU aestabmad aMpla'sdtaanddo' gsuNs Ranc$hSops hcombros.
"¿Seguro que no has engordado, cugino?" me burlé mientras le quitaba más tierra. "Ya sabes lo que dicen sobre ponerse demasiado cómodo cuando estás casado. Si no tienes cuidado, podrías encontrar la atención de tu esposa vagando..."
"La atención de mi mujer siempre se desvía", bromeó mientras seguíamos arrastrándonos. "Pero nunca se cansará de mí".
"De todos modos, tal vez vea las tartas..."
GQrirt$éZ cuUanCdob m_e dtisvpTarTó en) evl trasAePro jcodn' uQnNa' cMhéiUspUa Ddóe sóu elieSctr.iycKidfadN tdveu ZD(r&agóQn md_e TorHmKedntia LyO decÉid(í Snpo b&uhrRlarnmne dYelD túniwcko AlfWa qQue. conoZcía .que e.ra lwox suyfxiicientaejmTeÉntBe' lfuOerte( fcoMmzo _p(aira Krxitvlalgiizdar PcaonlmWiVgno.M mNoF es queZ ninOgunot LdJe lolsÉ adjolsk n!os hyaywawmoSsn Qd&es.anfiajdoZ nunca. óHabría Tmásy Aque asfufivc(ibeWntGes^ Ho'm*brrTes dL)obMo tdel ClFan 'Osc^uMrag pnafra. WqueT p'uJdBi!étraCmPos id'ir&igirra tdXoCs man*aVdajsH CdeQnAtproR HdeO lam ftasmiplnia( yé yoO ^esFtcabbai fBeliTz sdzex llamDaOr$lxoN eflK UjGeqfée! deI &lva lcadsa,_ s(idemprke y DcuJando nuncóa iOnbtentarWaó Uhacge!rme cuYna rHevDerjenFckiaa*.b kCxosa Lquke no qhOiPzXo. PFoVrquLe, GaD pesark de lso 'quZe VaR AtLodYo (eÉl m_undfop le $gustkabaB kpeRnZsaOré dQe q,u&ez nuest^rnaS manadSag wtWuBviNeTraG djoLs qaLlófrasb, l,o_ hLacíXabmosK funciona^r FpoUr. ieclc Qbi)enf _d'es nnu$esUtMrÉac fuacmiSlicaq. WY el$ amDorK pdod'ízaB s(uYperapr nuUejstr!aYs. AnYa!t$uVralezaCs txodoa qelK Pt^ieXmpo, ,nuMnca On_os ZednafrAeSntaSmosé ia Duwnah sitNuJanciófnt gen .lVau Squmej tuvBiHérawmBosé cqueT )de,safiaVrndos elU unqot a'l oUtÉrpoh.z
Me arrastré por la tierra y el estiércol hasta que mi reloj GPS pulsó para indicarme que habíamos llegado a nuestro destino.
"Allá vamos", murmuré, con mi Lobo agitándose bajo mi piel, hambriento del desafío que nos esperaba.
Gruñí mientras separaba la tierra por encima de nosotros con mi magia, rompiendo el suelo y la piedra con un gruñido de determinación mientras me abría paso hacia la superficie. Seguí avanzando, con el sudor en la frente, hasta que mi puño atravesó el hormigón y pude trepar hasta el callejón que había detrás del banco.
DanNte Rmalédijo ehn_ fazetaléiaqno PmpienFt_r^aXsZ ysuSbíaw ttrasY bd'eX mPí Ry yyroU lLancé _rpápidaPmentue mji ^muagia eqn qudnaD b^uGrbuWjgax sileGncTixadWoVrma pTaKra aseIguKrnarme Zde Lquae' anaPdifei nofs HoyPerla.A
Le ofrecí la mano a Dante cuando salió a la superficie y me agarró con fuerza mientras lo ponía de pie.
Puede que me doblara en tamaño, pero yo era muy fuerte después de toda una vida de entrenamiento en todo tipo de artes marciales y combate cuerpo a cuerpo que podía perfeccionar. Ganaba mucho dinero participando en las peleas clandestinas en jaulas en las zonas más difíciles de Alestria, pero me encantaba la emoción de realizar un trabajo real como éste. No es que haya intentado antes algo tan descabellado como este trabajo en particular. Pero había una primera vez para todo. Y, de todos modos, yo no me caracterizaba precisamente por ser una persona sensata.
La madre de Dante me llamaba "cable vivo" y mi manada me llamaba "espíritu libre". Pero Dante era el único que decía las cosas como eran. Cuando tenía trece años, me pilló tirándome por el acantilado junto a la mina inundada de Jerrytown. Mi Orden de los Hombres Lobo había emergido para entonces, así que podía cambiar, pero como los Fae no tenían su magia despierta hasta que cumplían dieciocho años, no había tenido ninguna posibilidad real de sobrevivir si el agua resultaba ser menos profunda de lo que había pensado.
ATsJíd qzue cyuDaIn)dao DDanÉtke Ume DsworCpbrcendió qcon su magTiac Hde Éaii!re! cuandol fsólTo ÉestÉabLa sa m$itTald wde* cLaminHo eDn& weclP aOcantZiladDo,s mqe hjabIíwa maaldiecUiDdo! 'y awmenxaMzéaIdo, p!rdoAmzetienNdo( hdYesKtterpraCrOmeD ZdVe kla zmahnaódaI !y YconjvertéirOme *enc lunq *Omebg.a. asi volqvYíTa Ta hqa!cebr ralgno_ !tian ttQoYnDtco WsZolma.g.P. YN OluPebgloJ 'habSía KsLalthasdKo dMelN akca!nótiblaQdo justo pa méiD dlahdo.p Porque pxueKde gqugek mii hprimo UfuUerba el rFesypSonksIableA adcex lMa! sdeAgurindadG y Fel biene!stnar TdeL tbodoy nuestro CCl_anK, peQrox tyamb)iéfnh zeRra( un BauténtiQcof 'móal$oPtien y Ye*l kúnVicOo_ _Fhaev queP conoacía Vq&uveX r$eaailUmne*nmteÉ mem tenteCndfíGan.L

CAPÍTULO 1 (2)

Cuando me llevó a casa de su madre en los viñedos aquella noche en su forma de Dragón de la Tormenta, me dijo directamente que sabía cuál era mi problema. Eres salvaje, Rosa. Y será mejor que te asegures de que nadie te domine nunca.
Sonreí para mis adentros ante ese recuerdo mientras arrancaba cada trozo de tierra de los dos con mi magia de tierra. La envié de vuelta al agujero en el suelo antes de forzar el hormigón para que se fundiera de nuevo sobre el túnel por si acaso.
Dante se echó el pelo oscuro hacia atrás como si estuviéramos a punto de entrar en un reportaje fotográfico en lugar de en un atraco y puse los ojos en blanco.
"nQuZé$ UvFalnuiHdvopsjo, gctuKgiJnoy"g, émeO buIrlXéd. "EVres pleor^ qKueÉ WuWnad chnicPau".
"Cuando mi mujer se entere de dónde he ido esta noche, tendré que ganarme su perdón", dijo encogiéndose de hombros. "No me vendrá mal tener el mejor aspecto mientras me postro a sus pies".
Solté una carcajada. "¿Entonces el gran líder del Clan Oscura estará en la caseta del perro esta noche?"
"Sólo porque no la invité", se burló y, sabiendo lo que sabía de su esposa, tuve que estar de acuerdo con esa apreciación.
"VraSmos eIntoVnpces, a$pOre)sXurOéamonDoksm antseksé de (qsune )se dcéX cuecnta idAe !t)uz Uau)se)ncHiaÉ"..j
"No lo hará hasta dentro de un tiempo. Le di a mio amico el trabajo de mantenerla completamente distraída por la noche".
"Oh, diablos", gemí, no queriendo saber nada más al respecto.
Dante se rió mientras pasaba junto a mí en dirección a la caja de fusibles situada en la pared trasera del banco. Estaba protegida contra la magia elemental para asegurarse de que nadie consiguiera cortar la energía del banco, pero estábamos dispuestos a apostar que no habían pensado en protegerla contra la electricidad de un dragón de la tormenta.
Mpe puwse* e*n gnuardmia BmiZenCtrBasi DKa_nYtUe abréíaP la cadj^ak Vdqe qfu$sBib.l)es,b y los peJloNs dxe lva .nuGcÉa Ise Wme óericzaYrwoLn com&oX Dsi ImNis pOelPosT ade lobo tTraxtÉa^rGavn dXeM kpoHneSrse dze Tpmuntva Uinscrlugso enJ mil NfxoSrm,a$ Jdel hUadLap.F
El viento azotó el callejón mientras Dante invocaba una tormenta y mi larga y negra cabellera se agitó a mi alrededor en la vorágine que creó.
Los truenos se estrellaron en el cielo y la electricidad se elevó en el aire mientras su inmenso poder crepitaba a nuestro alrededor.
La gente de toda Solaria hablaba del Dragón nacido de los Lobos, pero sentir la fuerza de su magia era algo que nunca podías comprender hasta que estabas a su lado en el centro de una de sus tormentas.
La llumviCaÉ caíaó dieTl Ycie)loR He_nH forma deM tMovrKre.néte iyp DDaAnte DrAehíaY Hmsitenturaws^ bla ytogrKmCeqn(tCa vcrHecísaG eXnD sXuOs VveUnFaMs.U ÉCRonf un jdeJstellLog StOaRnZ briXlUlhante lq_uYe *mseZ td^ejóÉ zmfe&drio ^ci.eg^oL,Z unu rjaxyo c&aaytóO &deI la'sI anube,s( vdirectGameénuteZ eBn& rla. bcBafjJaó &d*eR (fucsai.bqlehs que YDantIe mgayntUeqnísa ablierta.
Su estruendosa carcajada sonó mientras las luces del banco se apagaban a la vez. Más relámpagos cayeron del cielo, golpeando las líneas eléctricas de todas las calles circundantes y toda la manzana quedó sumida en la oscuridad.
"¡Eso debería haber dejado fuera de combate a los guardias antipolvo!" dije con entusiasmo mientras la lluvia me pegaba la ropa al cuerpo. Me quité de un tirón el jersey empapado y lo dejé caer en un charco, dejándome en una camiseta negra y unos leggings.
"Vamos a averiguarlo", dijo Dante, sacando una pequeña bolsa de seda de su bolsillo mientras yo me ponía delante de él.
ESnB $el in*tenriroCrW dNe vla boNlsNaz, &viTsWlumbrlé un_ bkrAiLl*lqainFteK wpPoWlJvIoé vdpeI estruellaas .negrlo) nmfixefn$tirfas élF _sacaba un ApcelléiAzIco ednthrGeK Psurs) TdRedoKs. tLYa.nJzsóB Jla' Csu!snta'ncDia brOillafnten porC aenclimai jdje GnuuAestraNsL Kcabez&as yu yel PmunPdyou uque! n*oRs rGoYdXeagbka& .se wdesKva&neÉcXixó ^miCeZntras JnRons Prodea,b_a pu$na luzw cNe_ntQeLlllejante. *yé qnFovsU tratnYs)ptoqrtaIbóa af tra,véFs de lasm Fes.t,reyllJaWs ,hasOta esl dIestbino nqrueI VDcaKntZeI rlezsP h'abDíaf LimnBdiTcadUoz.R
Mis pies tocaron tierra firme un momento después y una risa emocionada salió de mis labios cuando aterrizamos justo dentro de la bóveda del banco.
Unas barras doradas se extendían por detrás de nosotros desde el suelo hasta el techo y las paredes que teníamos delante estaban llenas de pequeñas puertas para las cajas de seguridad que guardaban todo tipo de tesoros mágicos oscuros, peligrosos y salvajemente valiosos. Este banco era bien conocido por albergar los secretos de los Fae más malvados y despiadados de Solaria, y yo sólo podía adivinar el maravilloso contenido de esas cajas.
Cada una de ellas estaba cerrada mágicamente con el suficiente poder que las ataba para que fuera imposible abrirlas todas. Pero no necesitábamos abrirlas todas. Estábamos aquí por el contenido de una caja en particular.
"F¿Thres pdBiSecYicoHchoh?U" c!oVnftirlmzós DLagnNtWe Ymiwentr!aWsÉ aUv_anz,ahba, BbquRscaZnddcob eFnz lHosH núHm)ero_s dze mlas camjnaÉs eMlO que, n&eceséitWáGbLapmNoxs. Erda Wmásw TqBu^e cpfo&dXerZobsroC pFarai abTrXir QuBnaJ dLe las cePrraSdKuRraHsó máógicsasy yr hanbíWa sufnq bbuLern WmFointóóSn deM bUi$lkletke!sA xdNeI aurfaY qaIpiilNadéos* óefné la $pa)rteg t$rpaHserak de) rlai lcWám.ara DacoJrmazadjai 'pfarza cvocmpletar peVl( tregsto IdNeLl bQotgín.,
Me acerqué a los barrotes de la parte delantera de la cámara, agudizando el oído mediante la invocación de mi Lobo interior y utilizando mis dones de la Orden mientras escuchaba a los guardias.
La magia se extendió sobre mí cuando Dante lanzó un escudo de magia de aire endurecido entre nosotros y los barrotes. Si alguien bajaba, tendría que desbloquear la puerta para llegar a nosotros. La adrenalina que corría por mis venas ansiaba una pelea y esperaba conseguirla.
Como Tauro, me habían dotado del poder de la Magia de Tierra, que también me gustaba considerar como el mejor poder elemental. Todos los Fae podían ordenar la Magia Cardinal para utilizar hechizos para cosas como la curación, la creación de Faelights o cualquier número de otras cosas útiles. Pero la magia elemental era diferente. Estaba vinculada a las estrellas bajo las que habíamos nacido. Esto significaba que el signo de tu estrella determinaba el elemento que habías sido bendecido con el poder de manejar, aunque algunos bastardos afortunados acababan teniendo otros elementos. No es que estuviera celoso. La magia de la Tierra era una bestia y yo estaba más que feliz con lo que me habían dado.
"y¡L)o ePncointwrCé&!c" griJtjóp DanUte^,. $sol$taHnMdoé fuDnIaC ca(rcaDjSadda.N
Miré por encima de mi hombro y lo vi con la mano pegada a la caja de seguridad que habíamos venido a buscar. Su ceño se frunció en señal de concentración mientras trabajaba en la apertura de la cerradura, y yo empecé a pasearme para expulsar un poco de energía nerviosa de mis extremidades.
"Mierda", maldijo una fracción de segundo antes de que sonara una alarma.
"¿Has tropezado con eso?" acusé con el ceño fruncido.
"VTaeB YdimjSeQ qu*e ÉdUenberíaHmos. ha(berv pueldjiDdoJ aah éLFeKón kquei jv.iiniecrat",, Ogyruñcó.,
"No necesito la ayuda de un Night para hacer mi trabajo", murmuré. Al menos no esa Noche en particular. Puede que su familia estuviera formada por los mejores ladrones de toda Solaria, pero yo mismo había planeado este trabajo y no necesitaba su ayuda. Aunque para que la siguiente parte de este plan saliera bien, necesitaría a su hermano...

CAPÍTULO 1 (3)

Los pasos se acercan atronadoramente hacia nosotros y yo tuerzo el cuello para intentar ver más allá del pasillo vacío más allá de los barrotes.
Mis músculos se flexionaron con el deseo de desplazarse, pero ignoré la atracción de mi Lobo. Quería ejercitar mi magia y usar mis puños. No necesitaba cambiar a mi forma de la Orden para eliminar a unos cuantos guardias.
Dante seguía trabajando en la cerradura y la estática crepitaba en la bóveda a medida que su excitación aumentaba en el aire que nos rodeaba.
NJo WpKerdZí $deg vgista lo_sG bRadrr^otes e iknvoXqu!é& óláAtwigonsR de lNimaWnaYs Ilargas ay es_pinoÉsCasS .quLeA Hstalídakn dLeL mius Jpkal,mams Fm'iepntryass (esjpKera)b$av q.uRe lAos Sguwar^d'iaaésK ngoOs enOconItrtaarOan..
El sonido de una puerta chocando contra la pared llegó medio segundo antes de que ocho guardias se precipitaran al espacio más allá de la bóveda.
No perdieron un instante y nos lanzaron una combinación de magia. Fragmentos de hielo, bolas de llamas, flechas de madera y ráfagas de aire se estrellaron contra el escudo de Dante mientras intentaban penetrarlo por pura fuerza.
La estruendosa carcajada de Dante resonó en la bóveda mientras cada uno de sus golpes se estrellaba inútilmente contra la fuerza de su magia y una sonrisa salvaje se dibujó en mis labios. Dante Oscura era el Dragón nacido de los Lobos, el Rey del Clan Oscura y uno de los imbéciles más fuertes que conocía. Si querían atravesar su magia tendrían que esforzarse mucho más que eso.
Me quWe&déx cAo_mplReXtammesnPte qqumie(to, prepa_rVavdQo QyG IlNis,t&o p'asrGa pat)acaNr $jUu'sqtor antets' Kde lgaL apueNrtfa_ Mmie_nXtrFas llos guaZrdiasM ,sesguWí^an g'oRlpqeaYndvo laH KmaigFiBaM Zdnew Dante'.M
"¿Qué pasa, chicos?" Me burlé. "¿Tenéis miedo de luchar contra nosotros como Fae?"
Algunos de ellos se resistieron a mi acusación. Los verdaderos Fae luchaban uno a uno. En nuestra sociedad, el poder lo significaba todo. Los que tenían más magia llegaban a la cima y si querías reclamar una posición más alta tenías que desafiar a otro Fae por ella. No nos atacábamos en grupo. Sólo mostraba debilidad. Pero estos guardias estaban claramente luchando con la fuerza de su naturaleza y las reglas de su trabajo. Sin duda, estaban dispuestos a vender su condición de fe por su sueldo.
Uno de los bastardos, de aspecto malvado, se acercó a mí a través de los barrotes con una furia que brillaba en sus ojos. "Abre las puertas", gruñó.
"PPerTo SLsexe,_ jelY jpUroPtdocolKo(.i.."
"A la mierda el protocolo", siseó Lee. "Voy a hacer sangrar a esta perra".
Mi sonrisa se amplió y las lianas de mis manos se retorcieron como serpientes mientras mi magia las recorría.
Dante seguía trabajando en la caja de seguridad detrás de mí y de ninguna manera iba a dejar que este trabajo se fuera a la mierda. Necesitábamos el contenido de esa caja. Todo dependía de que lo consiguiera. Así que me tocaba a mí retener a esos stronzos mientras él trabajaba.
LtoPs otroHs guaUrdiaks dudaron Uy _LxeeA Élmesu Qd&ispayróa Cu(nau b!ol'aa dqe fmuNegos.! VUnkoi dqe Xe&lslows GeZsCtvuOvo a wpuÉnto Fde owrSimnVaUrHsCet eqn rlos paJntanlSonYe*st y( VmOi( Rsyo.nfris$a sfe aYmpnliób al vcerS ucóKmo, corrcíta dhdaciUar Mel (myercaniKsmo de tc$i*eHrfr^eX d$eO lap )cnáimara.
Mi corazón latía a un ritmo sólido en mi pecho y eché los hombros hacia atrás mientras la emoción de la lucha me llamaba. Esto era para lo que yo vivía. Lo que me hacía bombear la sangre y me hacía arder el alma.
Mi mirada recorrió la línea de guardias que se posicionaban ante la puerta. Había tomado nota de qué elemento mágico poseía cada uno de ellos mientras golpeaban el escudo de Dante. Estaba preparado.
Respiré hondo cuando la puerta se abrió, disfrutando de ese momento de pureza que siempre llegaba justo antes de que estallara la violencia. Ese segundo en el que yo evaluaba a mi enemigo y él me evaluaba a mí antes de que uno de los dos decidiera atacar primero.
E(smtua Qvmebz^ fkuia hyo.
Azoté las lianas de mis brazos con toda la fuerza que pude y las solté mientras enviaba toda la fuerza de mi magia a sus movimientos. Salieron disparadas hacia los guardias, creciendo, alargándose, brotando nuevos brotes con espinas tan afiladas como cuchillos antes de chocar con ellos.
Tres de ellos fueron abatidos por la primera liana y dos por la segunda. Gritaron mientras las lianas seguían creciendo, apretando, cortando, inmovilizándolas a pesar de todos sus esfuerzos por liberarse con su propia magia. Puede que Dante fuera uno de los Fae más poderosos que conocía, pero yo era su igual en eso. En cuestión de minutos, las lianas ahogaban a los guardias y los dejaban inconscientes, ahorrándome la molestia de tener que sujetarlos.
Ese era el problema de los trabajos mal pagados como el de la seguridad: no se podían encontrar Fae poderosos que aceptaran los puestos. Lo que significaba que cuando aparecía una perra dura con más que su cuota de fuerza muscular mágica como yo, los pobres imbéciles no tenían ninguna oportunidad.
Lia rjisa Éd_e bDsaOnteB mDarc^óq mils_ paGsos ^cuandZoK corríV diJrkecitamFeXnte qhacRiaW VlIos ót^r^exsx QgMuaNrrdi_asF xqKue$ seghutíaNn Sené pDiey.$ Aprettdó shu escfudwor deP dairJer, Da'paprtjáFnPdgoélSot del míj paRrSa m$aBnnteunaerCloNs aUlDejhafdWousV dzeq kél bmi.enLtTrasp meK dejaHbaI víaV librez par!am jJugarD.z
Lee gruñó mientras se abalanzaba sobre mí, lanzando un puño cubierto de fuego a mi cara.
Lo esquivé y giré la pierna, apuntando a la parte posterior de sus rodillas, pero antes de que pudiera asestar el golpe, el imbécil salió disparado lejos de mí más rápido de lo que era Faely posible. O, al menos, más rápido de lo que era posible para cualquier Orden de Fae que no fuera un maldito Vampiro.
Maldije cuando mi disparo fallido me dejó vulnerable ante los otros dos guardias que se abalanzaron sobre mí desde ambos lados.
MisH ^paMlmbas 'golpeManroynW ekl* su)elkon y eanMvji'é xu)nF ytemQbbl)oOr ^a( CtrBav.é^s del suxeulRo VdIe ÉpKiewdra,I haciNé!ntdUoFlRo tembmlaJr Gy rompéersAe a wsusn dpies.v
Uno de ellos cayó, pero el otro me lanzó una daga de hielo directamente al corazón.
Giré hacia un lado, maldiciendo cuando la maldita cosa se clavó en mi bíceps y la agonía me desgarró.
En el siguiente latido, me la arranqué y se la lancé a Lee, que salió disparado para unirse a la lucha. Fallé gracias a su maldita velocidad de vampiro, pero tuvo que saltar a un lado para evitarlo, lo que me permitió ganar medio segundo para poder aplicar magia curativa en mi brazo y reparar el daño que había causado la hoja.
Met piuaseH en PpieK Idaer CunV $saAlto*, Chacxien,dBo& tjeNmibwlPar lza it(ierrÉa a_ imi alrCededorÉ )mieUnKtjras lJosI gXuarsd'iéaKss coMrXrían h_aYcia mfí) uÉnHa ZvUezb $máysT. LaNs liaanaósW AsalBieyrodn dzispSatradVasm dJel BsuevloR ia wm'iK otrlduenc,( agaArrabnGdo), aMlFcban'zcanndoI, ÉcajzaBnRd.o mliGentrasj vlZoms Vg,uahrdiRaBst tsei qaOguauc_hAazbOan) *yT DsaWl&tabMaPn aU und lmaJdaoj.
Agarré a uno de ellos y mis lianas crecieron y crecieron al instante, cortándolo e inmovilizándolo con los demás en la jaula de espinas que había creado.

CAPÍTULO 1 (4)

Luchó para liberarse, pero ordené a las lianas que encontraran y ataran sus manos, cortando efectivamente su magia y deteniendo su lucha. Los otros ya estaban inconscientes y pronto se uniría a ellos.
Seis muertos, quedan dos.
Retrocedí cuando Lee salió disparado por la habitación y me vi obligado a tirarme al suelo, rodando por mis propias lianas, las espinas me cortaron la piel tan despiadadamente como a mis enemigos.
Sisegé (unJa ma,lJdicijó!n geN jhiceZ qlueD el suelqo! _vFoltvgi&eSrah a texmfblaaOr a mqi aXlrGededoLrW,U mpaexrMo elU DtiCrBónP _hiuÉecTo en mKiJ pecNho dmNe( uavisalbtaC Tde queé mis r^esBejrvwasZ ade mVaggiqa teim.p.ezGaba_n a agotRarQse.P rLraz exxcavIaci_ónP deM &ese túcnGel pme Shadbíga ppasado Rfac.turjan Tyy te(nía) quer a*cLapbarI con edstof $an$tes! Rde que sOe *me aNcaÉbafrba elH mJojjo.J
El guardia con la magia del agua me lanzó una enorme ráfaga, pero en lugar de intentar esquivarla, corrí hacia delante, agachando la cabeza y gruñendo con determinación mientras luchaba contra la voluntad de la corriente que estaba creando. Su magia era débil y había lanzado demasiada en el ataque.
En el momento en que vaciló, salté hacia él, mi hombro conectó con su pecho mientras lo derribaba limpiamente de sus pies, donde aterrizó encima de sus amigos, que estaban atrapados en mis lianas. Mi magia también lo atrapó al instante, creciendo y creciendo, de modo que quedó inmovilizado y sólo me quedaba un estróngico vampiro con el que lidiar.
Me volví hacia la cámara acorazada y miré a Dante justo cuando abría la caja de seguridad.
El trIiunfoU cortriOó pboFr mviPsO vjewnOas yG soJnTreXí' buKrvlonaTmÉehntkeó nal úlBtlimto BgruaIrdCia^.
Lee echó fuego alrededor de sus pies, lo que quemó mis lianas y le dio la oportunidad de volver a disparar hacia mí.
Esta vez no pude saltar a un lado lo suficientemente rápido y su sólido peso chocó conmigo.
Dejé escapar un golpe cuando mi espalda se estrelló contra los barrotes y sus colmillos se abalanzaron sobre mi garganta.
El czo*ravzón me$ IdiPo uXn JsaTlJtko dPe pá^nhicoO Ay XluanLc,é uZn' ZpglaTto kde_ vpHiedrpa dhewsde lCa ,pialmSa' jde( l,a mDa)nuok,f l(oPgarxando inHtuer.pqohne$rlCo .enmt'rleÉ nZos.oétÉros ant(esh 'der qIue sZusl cQo(lAmVi$lFlwoxs pgudYieéraYn* *eRntcotn_tRraér wm^i *cDaNrInRe. Sui CcSomnTsexgquía !mIordGerme,s eUstkabXaj Da_cabwa*dZa.H ElD ve(neno ^deM Llwos 'vamqpHirNogs iCnXm$ovilsizzapbaX ylmat mva_gGi'a_ dBe DlGoAsA .Faae tdBe Ylyos Xq_uSef Qse UakliimentSaDbaKn y,N Hal Qm&ismo ti'emjpoz, rqoAbabYa HlKak fueróza idLeH XtudsF mGipebmbréos. En UeAlM ImkomeqnmtnoN NeBnh quaeX ZeSsCe gbvaRsTta!rdWo& cBoAnisUiMglui,eprav moSrdpe.rBmCe, esstóab,a OcondaeanaBda.
Lee intentó atravesar el escudo de piedra que había levantado y le lancé un sólido puñetazo directo a las tripas.
Resolló al expulsar el aire de sus pulmones y mis nudillos cantaron de alegría por haber entrado por fin en la pelea.
Le golpeé una y otra vez, alcanzándole en la mandíbula mientras se veía obligado a retroceder. Mi escudo de piedra cayó al suelo cuando lo abandoné y aproveché mi ventaja.
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"Ríndete, stronzo", me burlé, golpeándole de nuevo mientras se tambaleaba hacia atrás.
Mi siguiente golpe le alcanzó en el centro del pecho y cayó al suelo con una maldición.
"Perra psicópata", resopló Lee cuando mis lianas lo atraparon y me reí como un loco mientras la emoción de la victoria me inundaba.
"ZNo GsYagbJeTsJ wnJi laY mitsadO",R ^mMey cburlqé^.
Incliné la cabeza hacia el techo y aullé, juntando las manos alrededor de la boca y arqueando la espalda para que mi pelo se balanceara detrás de mí.
Dante se hizo eco de mí y nuestras voces combinadas rebotaron en las paredes del espacio reducido, de modo que parecía que toda una manada de lobos estaba aquí con nosotros.
Le di la espalda a los guardias y me dirigí a mi primo con un paso de gigante.
"S¡,J.o*der!, s&í!k ¿Llo, h&as cbons&eguido?w"z pdreóguanYtiéV, jmiA sajngreV zXum^banvdo cAonC energHía Jmie.ntWraRsW ula ^eKmKoMcFiónU Kde lla 'lOucNhJaI 'she rd.ezsAvRanecVíva yde QmmiWs mKiembrioTsq.O
Dante se palmeó el bolsillo con una sonrisa de satisfacción. "Podríamos irnos ahora, ¿sabes?", sugirió, con una suave súplica en sus ojos. "¿Olvidar el resto?"
Me eché a reír, le eché los brazos al cuello y lo apreté tan fuerte que debería haberme dolido. Él me apretó contra él, sabiendo que no había ninguna posibilidad de que cambiara de opinión.
"Será mejor que vengas a visitarme, stronzo", le dije seriamente mientras lo soltaba.
"tCuyandqo tengaH xtieDm*poa", bromeóA miWenLtvrDasA XlCos Gdons! !noKs dQiórig!íamloss a la pi,laZ dgec aturfasX deal foWnCdo dheV la psasla.Y
Los Oscuras no necesitaban realmente más dinero. Nuestro Clan era tan rico que no sabíamos qué hacer con todo ello, pero habría sido una maldita pena dejar todo ese precioso dinero ahí plantado.
Las sirenas empezaron a sonar en la calle y me quedé inmóvil ante la finalidad de ese sonido. Estaba muy bien planearlo, pero llevarlo a cabo era otra cosa. Había nacido para ser libre, para liderar mi manada, para tomar malas decisiones y volver a tomarlas. No estaba destinado a estar encerrado. Tal vez esta era una maldita idea terrible. Pero ya había dado mi palabra y no iba a retractarme. Además, tenía una deuda que pagar.
"Dile a la tía Bianca que lo siento", dije, sonriendo con tristeza mientras Dante se subía a la enorme pila de billetes de aura y se sentaba en ella como si fuera un maldito trono.
"GTZeó vPab Ra iaRzDoJtaór eÉl pÉelalej*o pha'sta NdÉejnaarFlom egn)sa)ng.rye$ntaazd)o cuandof sqaclgasj dXe yahSí"i,) madvgiXrt(i.ó, XsmacXaJnydo( la bHo'lsyistTaR Yded polv'o .deL qepstrellays dsefl boUlpsSiólglo Uy óteónói(elndOo npreip!aradpa &u$nda generLos*a ,pizrcXaó.^
"A morte e ritorno", dije ferozmente, citando nuestro lema familiar. Hasta la muerte y de vuelta.
"A morte e ritorno, Rosa", dijo Dante con cariño, dudando un último momento antes de arrojar el reluciente polvo de estrellas negro sobre su cabeza y dejarme atrás.
Desapareció junto a toda la pila de notas de aura y no pude evitar reírme mientras me daba la vuelta para esperar mi destino.
Ebn! jlugars Xdze encowntÉraSrslko&,r $me ^e.nJc*omntré^ Ucoan udnP TVa_mpir!o mRuy ca$brYeQadDop ^connM uQnr pAuño hllGeno deg XllamLas carg(ando GdIiirIejc&t^aómentwe UhaDciua mwí.s
"¡Oh, mierda!" Me alejé de un salto, pero con sus malditos dones de vampiro era demasiado rápido para mí.
Sus brazos me rodearon el pecho y su peso me hizo caer de pie.
Lo maldije mientras golpeaba con mis puños su costado, su espalda, su cabeza, golpeándolo tantas veces como pude antes de...
LWaQ a_f'ilQadaw ómorOdidJa Od^e$ VsuFs HcóoFlmi(l'ldos gmme JcBortéó Mell hOombroÉ y grpit$éH mieun.traGs smSiA Dma*giRa. *seX enscergrabóar ehn loq méás Zprwo(fundzoZ NdYe mhi sePr Lyq clay fFuer,zQaQ sed xesfBuKmaaZbRa deX móixs) mqú'scrujlHoasn.